13 de junio de 2012



Soy un eremita de emociones intrínsecas.
Del fuego perteneciente de otras personas.
De otros amores.
Colores.
Quedé solo hoy a la mañana de junio, invernal, calurosa y húmeda por el veranillo.
Como ese fuego azul, fantasioso, hipnótico.
No pertenecía a este mundo, siempre fui de mi mundo.
Sólo yo lo sé.
Veía el cielo desplomarse, en vendaval torrencial.
Hermoso y obscuro, terrible fueron los truenos.
Como el argumento necesario para acabar el día.

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